15 sept 2012

Gastar mis zapatillas

Me encanta gastar
mis zapatillas azules.

Son resistentes
terriblemente cabezaduras
que recién ahora
se están ablandando.
Las tengo hace años
y es más en estos meses
que parece que yo las uso
a ellas y que ellas no
me usan a mi.

Son como tanques
de zapatillas, con una
estructura sólida
en particular en la zona
del talón. Me parece
que hechas con buena
materia prima, aunque
no soy ningún experto
en el tema y especulo
con esto por el tiempo
que llevamos juntos que
ya es bastante.

En un momento
me peleé con ellas,
testarudas, tercas
inquebrantables.
¿Por qué no sucumben
ante mi firme y veloz
marcha cotidiana, carajo?
Además casi botitas,
ni Topper ni zapatillas
para correr, sino
extraterrestres para mi
universo de calzado.

Pero ahora
cedieron a mis
seductores y aplastadores
pies que parecen un poco
planos o yo me estoy
transformando con ellas
y me estoy volviendo
casi indestructible como ellas
o quizás estoy un poco
más sensible
y ellas felizmente también.

Creo que mis zapatillas
durarán años y
muy posiblemente serán
pasadas de generación
en generación.
Pero mientras tanto,
antes de entrar en cálidas
fantasías del futuro celeste
como el cielo bonito,
las veo en el piso a la
mañana cuando me cambio
y nos siento cómplices.